¡Hola Elena! Tu trayectoria es realmente inspiradora. Cuéntanos, ¿cómo surgió tu interés en la gestión del miedo y el liderazgo, y qué te llevó a convertirlo en tu carrera profesional?
Pues si tuviera que resumírtelo en dos motivos, te diría que el primero es una curiosidad que he tenido toda mi vida por la emoción del miedo y, sobre todo qué se esconde detrás de esa valentía y esa curiosidad y esas preguntas sobre por qué unas personas parece que pueden ser valientes o parece que pueden hacer cosas imposibles y otras parece que no. ¿Qué hay detrás del no puedo tengo miedo? ¿Cómo funciona nuestro cerebro?. Siempre me ha me ha generado mucha curiosidad cuando veía a personas a las que a las que admiraba muchísimo y me preguntaba: ¿por qué ellas lo consiguen y pueden? ¿Y porque hay otras personas que se quedan totalmente paralizadas? Yo siempre quise ser de las que pudieran hacer lo que se propusieran. Y empuje me hizo siempre tener muchísima curiosidad y se fue consolidando cuando, de pequeña, bueno, más bien adolescente ya, recuerdo que muchas personas me decían: “claro, tú como eres muy valiente, puedes con todo”
Me lo decían porque me veían muy libre, enseguida empecé a viajar sola, hice una carrera profesional bastante rápida porque tenía las cosas muy claras y entonces me llamaba mucho la atención que hubiera personas que justificaran que yo pudiera y ellas no, porque me ponían la etiqueta de valiente. Cuando te ponen la etiqueta de valiente parece que lo tienes más fácil. Sin embargo, a mí me aumentaba más mi curiosidad porque yo decía: — “Yo tengo miedo, yo sufro cuando tomo estas decisiones, cuando me arriesgo, cuando apuesto y persevero, claro que sufro, siento la incertidumbre, pero continúo avanzando”
Entonces, ¿qué es lo que pasa? ¿Cómo puede ser que el miedo esté tan malentendido? ¿Qué preguntas nos tenemos que hacer? ¿Nuestros cerebros son distintos? ¿Es una emoción que hemos tenido mal entendida toda la vida?
Porque tú puedes tener miedo, lo importante es que el miedo no te tenga a ti. Y todas esas preguntas me fascinaron durante años y me dediqué mucho tiempo a observar a personas que hacían cosas que parecían imposibles.
Empecé a formarme, yo misma me observaba, yo misma observaba mis emociones, mis sensaciones, mis propios miedos cuando hacía cosas que los demás les parecían muy únicas o admirables y pensaban que ellos no podían.
Esa curiosidad vino conmigo durante muchos años, pero no fue hasta que esa curiosidad tuvo un momento de inflexión en mi vida en el que la pasé a acciones, cuando realmente surgió el interés por convertir todo esto en un trabajo. En inventarme un trabajo en el que de verdad creía firmemente y que era una necesidad en el mundo de hoy en día. Ese punto de inflexión fue un día concretamente, no porque un cambio nazca de un día, esto siempre lo digo, un proceso de transformación es mucho tiempo, es un proceso, como bien dice su nombre, no es un momento puntual, pero sí recuerdo un día que fue muy clave.
Yo llevaba catorce años trabajando en multinacionales, en muchos países distintos, y aquel día estaba en una reunión reportando mis resultados al comité directivo. En un momento dado miré las sillas y la gente que tenía delante, y algo cambió dentro de mí porque yo ya no quería estar sentada en una de esas sillas. Así que aquel día me di cuenta que el futuro que yo misma había estado diseñando para mí, ya no lo quería. Me desenamoré de la carrera que había ido creando a futuro, no de mi pasado, porque agradezco muchísimo la experiencia a esos años, pero sí tenía claro que no quería dedicarme a eso y que cuando ayudaba a otras personas a cumplir objetivos, a cumplir metas, no solo con mentalidad también pasando a la acción y siendo muy práctica, me sentía muy bien. Así que en ese momento empecé a pensar, y por hacértelo corto, porque fue un proceso muchísimo más largo que a veces cuento en las conferencias, empecé a decidir cómo podía hacer de la gestión del miedo y el liderazgo un proyecto de futuro para ayudar a personas y empresas a gestionar el miedo convirtiendo la emoción en un plan de acción que les permitiera alcanzar sus sueños, metas y objetivos.
Porque para mí la gestión del miedo es lo más importante que tenemos hoy en día para conseguir ser libres. Y para conseguir gestionar el miedo hacen falta capacidades de liderazgo. Hace falta que te sepas decir las cosas a la cara, que sepas enfrentarte a tus errores, que no decores las cosas, sino que las veas con perspectiva, y todas esas capacidades de liderazgo nos ayudan a gestionar el miedo porque nos ayudan a entender la emoción realmente, a no asustarse del propio miedo, a crear un plan de acción, por muy difícil que sea paso a paso, y en resumen, a ser más libres.
Yo siempre he dicho que las cosas más bonitas de la vida están al otro lado del miedo, eso fue el propósito que hizo consolidar todo esto, y hoy, tres años después de esa decisión, teniendo en cuenta cómo van las cosas, parece que fue un acierto y que, efectivamente, es algo que necesitamos mucho a nivel social.
Con más de 14 años de experiencia en multinacionales y en gestión de equipos en diferentes países, ¿qué lecciones has aprendido sobre liderazgo que consideras más valiosas?
Te las voy a resumir en cinco puntos que yo me he traído y los tengo apuntaditos en un papel en mi escritorio para que nunca se me olviden, porque me parecen lo más importante.
El primer punto: saber qué estilo de liderazgo y qué líder quieres ser.
Después de estar en muchos años en muchos países, y no solo trabajando multinacionales, viajando, viendo, conociendo tribus, conociendo distintas formas de vida y de trabajar. La primera te diría saber bien qué estilo de liderazgo quieres, porque muchas veces se habla de liderazgo y se nos olvida que el liderazgo en sí mismo no es ni bueno ni malo. Esto pasa con valores también como la sinceridad o la autenticidad. Que hay que darles contexto para saber si se están utilizando bien o mal.
Tener liderazgo no tiene por qué ser bueno. Ahí tenemos ejemplos de la historia, como por ejemplo un Adolf Hitler, tenía liderazgo y evidentemente no podemos decir que sea bueno.
Por eso, siempre primero decidir qué estilo de liderazgo quieres, y esto se hace definiendo qué valores van a definir tu liderazgo. Es fundamental, porque si no tienes claro qué valores van a ser los pilares del líder quieres ser, te pierdes y no lideras, simplemente empujas. Empujas movimientos, empujas personas o empujas acciones, pero no lideras. Y cuando eso pasa, pasa algo complicado, que es que a lo mejor otros te conocen por ser líder, pero igual llega un momento en el que tú no te reconoces a ti siendo ese líder que querías ser. Por eso, el primer punto es definir qué estilo de liderazgo quieres y qué tipo de líder quieres ser, basándolo bien en los pilares que serán los valores que quieres que te identifiquen y los que deberán guiar tanto tus decisiones como tus comportamientos.
El segundo es dar ejemplo. Todo líder nace de dar ejemplo, y a esto me refiero a que tú puedes tener esos valores que has definido siendo líder, puedes tener muy claro que este tipo de líder quieres ser, pero si solo hablas de ello, si solo lo dices y luego tus comportamientos no están alineados a lo que has prometido o a lo que dices o a lo que crees, ese liderazgo se pierde en un segundo, porque al final de lo que más aprende el ser humano es de otra persona que da ejemplo. Tenemos neuronas espejo, estamos diseñados para imitar y para compararnos, por mucho que se diga que no, solo que hay que aprender bien cómo hacerlo para disminuir esa posible frustración que a veces genera. Si tú quieres inspirar a las personas, tú eres el primero que tiene que saber inspirarse a sí mismo. Si tú quieres ser líder de emprendedores para enseñarles a montar tu negocio, tú has tenido que poder montar tu negocio, aunque te hayas caído varias veces, pero has tenido que conseguir vivir de ello. Si tú quieres ser líder gestionando equipos de forma que tengas un equipo valiente, tú tienes que ser el primero que dé la cara cuando se equivoca y que aprenda de los errores y enseñe a sus personas que es capaz de aprender de ellos.
Por eso, para mí dar ejemplo es fundamental para ganarse una de las características más importantes que debe tener un líder: credibilidad.
La tercera, sin duda, para mí sería la capacidad de objetivizar cualquier situación. Cuando una persona es capaz de ser objetiva, es capaz de ser justa, y cuando digo ser objetiva, no solo con sus personas, también consigo mismo. Es decir, si ha hecho una cosa o ha montado un plan o ha comunicado un mensaje donde había un error, tiene que ser lo suficientemente objetivo para poder decir me equivoqué.
Si tienes un conflicto de intereses, tiene que ser lo suficientemente objetivo para siempre buscar lo correcto, no solo para sí mismo, sino para para el grupo, para el bien común y para el objetivo. Porque, en ocasiones no va a ser lo mismo. Muchas veces hacer lo correcto para su equipo y para su objetivo irá en contra de sus propios intereses. Por eso, esa capacidad de objetividad es tan importante en un líder, ya que, al final, un líder va a tomar las decisiones más duras que haya que tomar en determinados momentos y que otros no quieren tomar. Hace falta mucha objetividad para hacer lo correcto, para vivir el día a día de la forma más justa posible, aunque te equivoques, y para ir aprendiendo de todo lo que te va a venir. Porque cuando tú lideras tienes una gran responsabilidad, y esa responsabilidad, cuanto más objetiva la afrontes y más honesto seas, muchísimo mejor.
La cuarta es la seguridad en dos aspectos, la seguridad en uno mismo y la seguridad que transmites al resto. En primer lugar, la seguridad en uno mismo. Cuando tú eres seguro de ti mismo, haces una de las cosas más inteligentes que puede hacer un líder, que es rodearte de personas extraordinarias, sin que te dé miedo a vengan a quitarte el puesto, sin que te de miedo a que te hagan sombra, todo lo contrario, confiando en ellas, haciéndolas brillar, dándoles su sitio. Eso es fundamental, esa seguridad en ti mismo para poder rodearte de personas fabulosas y profesionales y poder hacer crecer un objetivo común.
De hecho, si te fijas hoy en día, es bastante fácil identificar líderes inseguros, aunque transmitan seguridad con su comunicación, en función de los equipos de los que se rodean.
El segundo aspecto es transmitir seguridad a las personas. Eres la cabeza de un grupo, de un equipo, de una comunidad y, por tanto, tienes que comportarte como tal. Esas personas te siguen y confían en ti porque les transmites seguridad, porque aunque tú tengas miedo, eres capaz de gestionar los suyos y los tuyos. Aunque a veces, evidentemente, un líder vulnerable que a día de hoy también se busca comparta un momento complicado.
Se puede compartir un momento de inseguridad, pero siempre que sepas seguir tomando decisiones y transmitir a la gente que tienes las cosas claras, que sabes por dónde vas y que sabes encontrar alternativas y soluciones a los problemas que puedan llegar.
Y eso nace de transmitir esa seguridad yde liderar tus propias emociones.
Y, por último, su capacidad de inspirar a través de la comunicación. Tú puedes tener las cosas muy claras, puedes tener todas las opciones que te he dicho anteriormente. Sin embargo, si no eres capaz de comunicarlas de forma que inspiren a otros para que te sigan, para que compartan tu visión de futuro, para que compartan tu proyecto, no vas a conseguir nada. Por eso, la comunicación es fundamental. Gestionar ese miedo, a exponerse, a darse a conocer, a transmitir tus ideas, a poder equivocarte, a luchar por la innovación que quieres y a hacerlo de una forma inspiradora para que otros crean en ti desde los valores. No crean en ti para conseguir tus propios intereses, sino que crean en ti porque de verdad entiendan tu visión de futuro y quieran ser parte de ella.
Viajar ha sido una constante en tu vida. ¿Cómo ha influenciado tu experiencia en diferentes culturas en tu trabajo como coach y formadora en gestión emocional?
Uff, qué difícil, es una pregunta de la que me podría tirar horas hablando. Para mí viajar es lo más bonito que he hecho en mi vida y que espero seguir haciendo. De ahí que uno de mis proyectos más importantes haya sido la línea de viajes de transformación al otro lado del miedo.
¿Cómo me ha influenciado? Me ha abierto la mente. Y creo que este concepto lo utilizamos de una forma muy ligera, pero es un concepto muy profundo. Ha abierto totalmente mi mentalidad. Te diría que ha tirado abajo prejuicios que traemos muy instaurados, basados en creencias inconscientes, muchas veces en rumores o en comentarios que no sabes ni dónde has oído y aún así, conforman tu visión de la vida, de otras personas, de otros países, de otras formas de pensar…etc.
Por eso, cuanto viajas, tanto como lo he hecho yo y de una forma tan profunda como lo he hecho muchas veces, conviviendo con tribus en África, llegando hasta el Círculo Polar Ártico a conocer los los Inuits, buceando. A mí me encanta bucear con tiburones, y son el ejemplo perfecto de cómo viajar te abre la mente y de verdad te permite conocer la realidad sin sesgos ni prejuicios. De hecho, ellos me han enseñado que el miedo mal gestionado fácilmente se convierte en odio; que es lo que ha hecho el miedo creado por el cine con estos animales.
Cuando viajas de esta forma y te expones a todas estas situaciones, tu mentalidad directamente se expande. Tu mente se abre, te cuestionas muchas cosas y aprendes a comprender a otras otras personas sin juzgar. Aprender a observar y hablar de ideas, comportamientos y visiones de vida muy diferentes a la tuya sin que esto te suponga una amenza sino todo lo contrario, una oportunidad de conocernos mejor, de empatizar más y de buscar conexión y similitudes en vez de diferencias. Porque cuando el respeto impera, las diferencias desaparecen.
Por eso me ayuda mucho a mi trabajo como coach y mentor y a toda la parte de formación en gestión emocional; porque me permite comprender a la persona que tengo delante de una forma mucho más rápida y mucho más pura, sin prejuicios instaurados. Sino entendiendo cómo piensa esa persona, sin decidir si a mí me parece bien o mal porque no es lo que me tiene que parecer a mí sino cómo la comprendo a ella. Qué estructura mental tiene, cómo son sus pilares, cómo son sus prejuicios, sus creencias, cómo son sus aspiraciones, cuáles son sus aprendizajes. En resumen, amplia tu capacidad de respetar lo diferente, de comprender incluso aquello en lo que no estés de acuerdo y de buscar la conexión entre las personas y no su separación. Algo que hoy en día, por desgracia, está a la orden del día.
Y eso es fundamental porque si quieres ayuduar a una persona tenemos que entender que hay tantos planes de acción y alternativas como personas ya que cada una tiene su histórico, su forma de pensar, su forma de ver el mundo, su verdad. Exponerme a este tipo de situaciones me ha ayudado mucho a comprender a una persona desde su visión del mundo y no desde la mía. A verla a través de sus propios ojos y no desde los míos. Porque si quieres ayudar a alguien tienes que hacerlo desde su interior, no desde el tuyo.
O entiendes bien eso de cada una de las personas a las que, en mi caso, ayudo, o estás intentando dar la misma receta a distintos diagnósticos.
Tu libro «Las cosas más bonitas de la vida están al otro lado del miedo» ha tenido un gran éxito. ¿Qué te inspiró a escribirlo y cuál crees que es su impacto en los lectores?
Si te digo la verdad, yo cuando empecé a escribirlo no iba a ser un libro. Empecé a escribir por terapia. La verdad es que en aquel momento estaba yendo a mi terapeuta por un tema personal y en una de las sesiones me dijo: escribe que tienes bastante que aportar. Y yo me puse a escribir.
Me puse a escribir mis miedos, experiencias, cosas que me parecía que eran útiles para mí. Más adelante, cuando le di forma a todo lo que es la especialidad de gestión del miedo y liderazgo hice un esquema para para empezar a contarle a las personas en stories de Instagram una formación de píldoras muy cortas y gustó.
La gente quería más y le gustaba mucho, y en ese momento pensé en darle forma del libro. Claro, en ese momento, llegan los primeros miedos como: ¿pero quién soy yo para escribir un libro?
Pero estaba teniendo buenos resultados el contenido en redes y con clientes y eso era lo más importante, que ayudaba de verdad.
Yo veía la reacción y veía que esos textos les inspiraban para hacer cosas que creían que no podían hacer, les enseñaba a tener herramientas para bajar la intensidad del miedo, lo hacían, cogían apuntes, escribían, subrayaban.
Y a día de hoy, año y medio, después de su publicación, para mí ha sido un gran éxito.
En números no habrá sido todavía un best seller, pero como siempre digo yo, todavía. Porque yo soy muy chiquitita a nivel visibilidad aún. Pero el gran éxito para mí es que sí ha cambiado vidas, y yo siempre quise pasar de esa fase de inspirar a, de verdad, dar herramientas para poder cambiar.
Porque si solo inspiramos a las personas y no les ayudamos a llevar eso a la práctica, lo que generamos es frustración.
Y parece que así ha sido por la respuesta de muchos lectores. He tenido ejemplos como un lector que me escribió por Instagram y me dijo: —Hoy estoy en París, gracias a ti porque tenía miedo a volar, me inspiró tu libro, hice los ejercicios del y he cogido un avión y aquí estoy disfrutando de esta ciudad.
También tengo dos ejemplos de dos mamás que me han dicho que les ha ayudado a tener unas conversaciones más honestas con sus hijas y a conectar más con ellas, porque habían entendido que ellas mismas estaban volcando sus propios miedos sobre sus hijas. Te podría contar un montón de historias, pero sí, creo que para mí ha sido el resultado real en el impacto de la de las vidas de cada una de las personas que lo han leído.
Porque además todos coinciden en una cosa, casi todo el feedback que me llega es que está explicado de una forma muy sencilla, incluso las partes que parecen complejas. Y a mí eso me encanta, porque es lo que yo quería transmitir a través de las páginas.
Así que en ellos está generando cambios, y mientras lo siga generando y el éxito sea el resultado de las personas que lo leen, que es para mí el verdadero éxito, seguiré apostando por difundir y enseñar a que las cosas más bonitas de la vida están al otro lado del miedo.
Y para conseguirlo dando herramientas concretas y prácticas que de verdad ayuden a ello poquito a poco, que es como se consiguen los cambios: soñando en grande, y accionando en pequeño.
Como fundadora de tu propia empresa y línea de viajes de transformación, ¿cómo combinas la formación en crecimiento personal con la experiencia de viajar?
Me has preguntado por mi proyecto favorito, tengo favoritismo, lo reconozco, y la línea de viajes al otro lado del miedo es la más bonita, con posibles novedades en poco tiempo que tengo muchas ganas de contar, pero que aún es muy pronto.
¿Cómo lo combino? Para mí ha sido uno de los éxitos de este proyecto, tres características concretas con las que quería romper bastante el mundo de los viajes y las reglas del turismo a día de hoy.
Concretamente, en lo que es la formación lo hago combinando un viaje interior previo al viaje. Dos meses antes de salir al destino, el grupo, que seleccionamos por afinidad, comienza a trabajar conmigo, y lo hacemos de forma grupal y de forma individual.
Durante esos dos meses tenemos videollamadas donde todas vamos conectando, nos vamos conociendo, les voy enseñando cómo se gestionan esos miedos, primero cómo se identifican, cómo se concretan. Ellas van recibiendo además contenido tanto formativo como ejercicios que van rellenando y me van mandando. Yo lo voy corrigiendo y así hacemos también esa parte de gestión individual.
Después, en el viaje exterior cuando llegamos al destino hay dos elementos que nos ayudan a ello: el propio viaje en sí, que está pensado y diseñado para que haya muchas cosas que conecten con esas emociones. Cada día está pensado para que todo lo que hemos estado hablando conecte con esos aprendizajes y se queden cien por cien interiorizados de forma permanente. Y el segundo elemento durante el viaje son tres talleres juntas, en grupo en los que aprendemos y ellas mismas comprueban sus cambios y su transformación a través de cada momento que vivimos.
Cada una de ellas aprende lo que necesita en función del momento en el que esté. En mi web pueden ver las historias de la gran mayoría de las viajeras que ya han viajado conmigo para que transmitan cómo lo han vivido ellas, esa ilusión, esa fuerza, esas herramientas para, sobre todo, generar el punto de inflexión que venían buscando.
Y ese entorno que creamos, que como mis propias viajeras han denominado y no puede hacerme más ilusión: Magia y Familia. Porque parte del aprendizaje es que no tenemos que hacerlo todos solos, y crear ese grupo de amigas, esa red, también les ayuda muchísimo a superar los siguientes cambios que van a implantar cuando vuelvan del viaje. Y para eso está la Comunidad de Viajeras Al otro lado del miedo, con la que luego vamos haciendo seguimiento y muchas de ellas siguen viajando juntas, ayudándose y, ¡hasta de van de vacaciones juntas! Una comunidad de viajeras que es muy activa ahora, pero va a ser más activa a futuro con avances que tenemos entre manos.
Has vivido aventuras emocionantes, como bucear con tiburones y convivir con tribus africanas. ¿Puedes compartir con nosotros alguna experiencia memorable que hayas tenido durante tus viajes?
Tengo la suerte de poder contar con muchas experiencias memorables, la verdad, que son mi legado y mi ilusión y mi forma de aprender. Pero, en este caso te voy a contar la que más tuvo que ver con ese punto de inflexión de empezar a consolidar todo esto, que además está en el capítulo tres del libro.
Fue la primera vez que buceé con tiburones. Fue en a Maldivas, hace años, estaba en lo que los buceadores llamamos “Un Vida a Bordo”, que es un barco de buceo, donde vives durante unos días y buceas todos los días recorriendo distintos lugares de inmersión. En los primeros días de aquel viaje, los buceos fueron muy tranquilos, hasta que llegó el día de bucear con tiburones Yo estaba muy nerviosa y claro que tenía miedo. A veces dudaba de si estaría preparada para hacerlo y para disfrutarlo. Pero cuando tú crees que no estás preparada para algo, llega la vida y te pone una prueba delante que te ayuda si sabes saltar al vacío y si te atrever. Recuerdo estar en el barco, era la hora de comer, estábamos todos comiendo una ensalada de pasta, no se me olvidará nunca.
Y entonces, la tripulación tocó la campanita que tenemos para cuando pasa algo importante. Uno de ellos gritó: “¡Tiburones!” Y claro, la gente normal sale corriendo en sentido contrario. Los que amamos esto, salimos corriendo a verlos.
Y ahí estaban, dos preciosos tiburones nodriza nadando alrededor del barco. Mis compañeros, que eran más experimentados que ya, cogieron las gafas, el tubo de snorkel, se metieron en el agua y ahí estaban nadando e incluso interactuando con ellos.
Era, la verdad, muy bonito de ver, sobre todo si no lo ves desde el miedo y creencias instauradas sino desde esa curiosidad y fascinación por ver lo que tienes delante de tus ojos. Lo que yo tenía delante de mis ojos eran dos razas supuestamente destinadas a matarse, nadando en paz y disfrutando y sin ningún tipo de amenaza.
Así que dije: — Venga, has venido a esto. Tú también puedes. Y cogí mis gafas, mi tubo de snorkle y mis aletas y comencé a bajar por la escalera del barco. Me quedé ligeramente por debajo del agua, lo justo para el tubo y poder respirar, y abrazada a esa escalera como si fuera mi escudo de seguridad. Como si fuera el edredón que nos tapa cuando somos pequeños y creemos indestructible.
Cuando estaba ahí observando perdí de vista a uno de los tiburones que estaba con mis compañeros y cuando me di cuenta venía por debajo del barco directo hacia mí, a la altura de los ojos, de frente, igual de imponente que magnífico.
En ese momento yo estaba muerta de miedo. De hecho, que tiene el instinto de supervivencia, se elevaba queriendo subir por la escalera y estar segura encima del barco. Pero en aquel momento que yo ya había aprendido bastante de lo que era esta emoción, recordé que las cosas más bonitas de la vida están al otro lado del miedo, y recordé que había estudiado mucho sobre cómo son realmente estos animales, que no tiene nada que ver con cómo nos han contado. Así que me dije: — Tranquila, recupera tu conocimiento, calma, has venido a esto, se puede hacer, aguanta.
Y me quedé. Me quedé en la escalera, el tiburón se acercó, pasó por debajo de mí y se fue, regalándome uno de los momentos más espectaculares de mi vida. De los más bonitos, de mayor fortaleza y de mayor sensibilidad a la vez; y sobre todo, regalándome un futuro, porque gracias a superar aquel momento llegaron muchos más momentos que hoy son grandes recuerdos. Llegaron años de bucear con ellos en muchas partes del mundo, Galápagos, Maldivas más veces, el sur de Egipto. Porque cuando te atreves a gestionar el miedo, se abre ante ti un futuro de posibilidades al otro lado del miedo, como fue en este caso.
Para aquellos que buscan enfrentar y superar sus miedos, ¿qué consejos prácticos les darías para comenzar ese viaje hacia el crecimiento personal?
Dar consejos prácticos generales siempre es complicado, pero en este caso sí que les diría que: en primer lugar, se dedicarán a conocer bien cómo funciona esta emoción. Es importante conocer con información verídica concreta qué es el miedo, cómo funciona en el cerebro, qué capacidades nos ayudan a gestionarlo. Todo esto, por ejemplo, yo lo explico en la primera parte del libro. Esa capacidad de la valentía se puede entrenar, se puede aprender a bajar esa intensidad del miedo, pero lo más importante de primeras es que sepas realmente qué es esta emoción y que se alejen de mensajes muy generalistas como ”no puedes tener miedo” Es imposible, es absolutamente imposible, hay que desmitificar el hecho de no tener miedo, y es bueno tenerlo porque su función es protegernos y avisarnos de posibles peligros; y nosotros con el resto de capacidades y nuestra capacidad de racionalización decidir si queremos protegernos o no, o si ese peligro existe o no. Para eso el conocimiento es fundamental.
Segundo, dedicarle tiempo. En la era de “lo quiero saber todo ya rápido y en un vídeo de quince segundos” tenemos que valorar la paciencia y entender que la gestión emocional necesita tiempo. No es algo de dos segundos, no es algo de dame tres tips rápidos en un reel de quince segundos para que se me viralice el vídeo, no. Necesita tiempo, necesita comprensión y necesita calma, por tanto, les diría que le dediquen tiempo.
Tercero, que trabajen de verdad. Y cuando digo “trabajar de verdad” es que no solo basta con leer. Leer es la primera parte, pero hay que hacer ejercicios, hay que coger un boli y un papel y ponerse a escribir, hay que enfrentarte a qué te estás diciendo y hay que llevar eso a la acción, porque ningún miedo se supera solo pensando.
Ese sería el cuarto consejo, que cuando hayan hecho todo eso, que no es cuestión de dos horas, se atrevan a actuar, porque solo cuando actúas, como me pasó a mí con aquel tiburón en Maldivas agarrada mi escala, le haces ver al cerebro que esa amenaza no era tan grande y que si lo era tú puedes con ella.
Por tanto: Uno, conocer bien cómo es la emoción. Dos, dedicarle tiempo. Tres, trabajar en ella en serio. Y cuatro, actuar.
Mirando hacia el futuro, ¿qué proyectos emocionantes tienes en mente para continuar inspirando y ayudando a otros a alcanzar sus sueños y superar sus miedos?
Pues tengo muchos pero los dos más clave todavía no te los puedo contar porque estamos en fase de diseño y es demasiado pronto.
Lo que te puedo decir es que están relacionados con dar mucho más empuje y mucha más entidad a la línea de viajes de transformación Al otro lado del miedo y a las experiencias en España, por supuesto que también las tenemos. Ahora el 7 de junio tenemos un retiro formativo en Ávila, donde vemos todo esto y vivimos un fin de semana precioso.
Y hay otro que está muy relacionado con enseñar a las personas que todos tenemos una historia que puede inspirar, y que no siempre somos los que estamos a este lado de la pantalla o al otro lado del libro o al otro lado del ordenador, sino que todos nosotros podemos hacerlo, y ese proyecto va de demostrar a las personas que cualquiera que se atreva a valorar y contar su historia sin miedo y con empatía, con corazón y con generosidad, puede ayudar más de lo que cree.
De lo que sí te puedo hablar es que estoy trabajando en un formato de divulgación distinto a lo que he tenido actualmente, que tengo ganas de volver a entrevistar, que es algo que me gustaba muchísimo, y seguir consolidando sobre todo lo que estoy haciendo ahora. Además, de impulsar la parte del trabajo que hago en empresas para ayudar a llevar todo esto y un liderazgo sostenible y humano al mundo profesional para tener líderes más valientes y profesionales más felices.